jueves, 27 de marzo de 2014

Bromatología intentó cerrar el Casino de Cristóbal López y desde la Municipalidad se lo impidieron

27/03 – 20:15 - Un hecho que claramente marca la complicidad de los funcionarios del Ejecutivo municipal con el zar de juego, sucedió en Río Gallegos, cuando personal de Bromatología de la comuna procedió a una inspección de rutina en Casino Club, encontrando ratas, comida en descomposición, máquinas no habilitadas y por tal motivo, procedió a ordenar su clausura. Se precipitaron las llamadas, se calentaron los celulares y el Director General de Desarrollo Comunitario, ordenó, personalmente que se suspendiera el cierre de la casa de juego.

Ayer a las 11:00hs llegó a la sala de juegos de Casino Club de Cristóbal López, ubicada en calle San Martín al 50 de Río Gallegos, una comisión de inspectores de Bromatología de la Municipalidad de esta capital, en cumplimiento de las tareas atinentes al sector encargado de velar por la seguridad e higiene de los locales comerciales.

De acuerdo a información a la que tuvo acceso OPI, a pesar del férreo hermetismo que existe alrededor de este suceso, los inspectores se presentaron en el acceso del casino informando su propósito y allí fueron demorados no menos de 30 minutos, sin que el personal de seguridad les permitiera el acceso a la sala, nos informó una fuente del negocio de juego que, por razones obvias, pidió reserva.


“Cuando esta gente entró – reseñó la fuente – encontraron excremento de ratas en varios lugares del salón y lo más grave en la cocina y detrás de la barra”, indicó, señalando también que pudo saber que el disparador de la inspección fueron varias denuncias que Bromatología habría recibido de usuarios de máquinas tragamonedas, detrás de las cuales algunos roedores habían sido visto por los propios clientes.

“En la media hora que los hicieron esperar (a los inspectores) – dijo el empleado – nos ordenaron sacar las trampas que se habían colocado entre la barra y la cocina, pero no alcanzó el tiempo para limpiar, con lo cual, los inspectores, claramente pudieron comprobar la mugre y la materia fecal de los animales, en un lugar donde se prepara comida”, detalló.

De acuerdo a un documento al que tuvimos acceso y que se expresa en las Actas levantadas en la oportunidad, consta que los inspectores encontraron “falta de higiene” calificación bajo la que se consigna la existencia de “grasa vieja”, pegada en hornos y freidoras, la presencia de una máquina para fabricar hielo, la cual no está habilitada; también se encontró alimentos congelados que no pueden ser frizzados y otros alimentos congelados vencidos o en malas condiciones que fueron decomisados de la cocina.

Maltrato

Pudimos conocer también, las circunstancias en las cuales, el personal del Casino de Cristóbal López, al tomar conocimiento que estaban en serios problemas, por cuanto la clausura del local era inevitable,comenzaron a tomar una actitud intimidatoria y los teléfonos celulares empezaron a funcionar de una manera llamativa. Esto sucedió cuando los inspectores le informaron al Gerente de la casa de juegos que, labradas las actas, procederían a clausurar la sala de juegos y le solicitaron que no permitiera el ingreso de personas, pero si permitiendo que quienes estaban en ese momento jugando, agotaran su tiempo y una vez que todos se hubieran ido, se procedería a clausurar el negocio.

Tal como lo relata el empleado “El Gerente (lo nombró por un apodo) no le dio bola y la gente siguió entrando. Puntualmente le dijo a los de la boletería que siguieran trabajando normalmente”, señaló.

Ante esta situación, los inspectores se pusieron en contacto con el Comando Radioeléctrico, y en pocos minutos un patrullero con tres efectivos se hizo presente allí, para impedir el acceso de gente a la sala.Con la policía apostada en la puerta, el gerente de Casino Club Río Gallegos montó en cólera y discutió con el personal municipal. En ese momento – indican las fuentes – llegaron al casino dos personas, que dijeron ser abogados y apoderados de la firma (sin mostrar identificación) entablándose una discusión con el cuerpo de inspectores quienes le repetían a los responsables de la empresa que ellos actuaban así tanto con el casino como con el kiosco de la esquina y por lo tanto, la orden de clausura era inobjetable.

La situación llegó a un climax que obligó a la Jefa del área de Bromatología de la Municipalidad, que en ese momento se encontraba con carpeta médica, hacerse presente en el local, para tomar conocimiento de lo que estaba ocurriendo con el personal a su cargo. Los inspectores, entonces, hicieron sendas llamadas al Juez de Faltas para ponerlo al tanto de lo que ocurría, recibiendo el respaldo del funcionario, para que procedieran de la manera que estimaran correspondía.

Precisamente, cuando el cuerpo de inspectores, se aprestaba a colocar las fajas de clausura en Casino Club, repentinamente observaron que el personal de consigna, que hasta ese momento estaba en la puerta, se retiró sin dar explicaciones. A partir de allí, la gente volvió a ingresar a la sala, mientras el gerente les repetía a los funcionarios municipales que “no iban a clausurarlos” y que prometía “cerrar las puertas por dos o tres horas para poder desinfectar”.

Posteriormente, el casino cerró sus puertas entre las 20:00 y las 22:00hs, para proceder a la “desinfección” y luego abrió normalmente. Las fuentes aseguran que esto es un hecho claramente irregular, porque en ningún caso estaba ordenado este trabajo, sino que se debía clausurar, proceder al trabajo como lo indican las normas, volver a inspeccionar y si había aprobación de los inspectores, proceder a la apertura del negocio o la continuación de la clausura, según correspondiera. Nada de esto se hizo.

La llamada

En medio de las discusiones y controversias que se planteaban por la actitud desesperada del gerente en permanecer con la sala abierta y los inspectores por cumplir con su tarea, a uno de los funcionarios le sonó el teléfono y aquí la historia de complicidad, acomodo e impunidad, comienza a tener nombres y apellidos.

Quien llamaba a uno de los inspectores a cargo era el señor Alejandro Leal, Director General de Desarrollo Comunitario, área de la que depende Bromatología, quien le indicó al inspector “que dejara todo como estaba” y por ninguna razón procediera a cerrar la sala de juego. Todos estos datos y acontecimientos, quedaron expresamente asentados en las Actas que elaboró la gente del área de inspección municipal, antes de retirarse de allí por orden del Ejecutivo municipal, es decir: el Intendente Raúl Cantín y el Secretario de Desarrollo Comunitario, Daniel Álvarez de quien depende Leal.

Vinculaciones e impunidad

El escándalo que estalló a partir de esta burda intervención política para favorecer un negocio de Cristóbal López, desnuda la íntima complicidad que existe entre los sectores del poder y el sector empresarial ligado al kirchnerismo.

Cantín es Intendente K de Río Gallegos y el responsable del área que maneja Bromatología es Daniel Álvarez, ex secretario de Néstor Kirchner, amigo de Rudy Ulloa Igor y quien en doble rol (funcionario y asistente) oficia de chofer de la presidenta Cristina Fernández cada vez que llega a Santa Cruz y es también quien fuera candidato a Intendente en 2011, llevado a esa instancia mediante campaña política pagada por Lázaro Báez.

Tal como pudo saber OPI en círculos del SOEM (Sindicato de empleados municipales) los inspectores fueron con esta inquietud (y esta historia) al gremio, que estaría estudiando hacer las presentaciones respectivas y pedir las explicaciones que correspondan. El malestar entre los funcionarios municipales es total y debido a esta “desautorización y manoseo”, estudian aplicar en Bromatología, un quite de colaboración en las próximas horas, hasta tanto se clarifiquen los verdaderos motivos que impulsaron a los responsables políticos de la Municipalidad, impedir el cumplimiento que las mismas Ordenanzas establecen, marcando claramente que existe discriminación y poniendo al personal en una situación vergonzosa, denigrante y sentando un precedente peligroso para el cumplimiento de sus funciones futuras. (Agencia OPI Santa Cruz)

Fuente: OPI Santa Cruz

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